Con motivo del taller de lírica que
estamos realizando en 1ºESO, nos hemos embarcado en la aventura de la
construcción de un soneto para poner en práctica nuestros conocimientos acerca
del cómputo silábico y las licencias métricas. El otoño, época idónea para la
meditación y la reflexión, ha sido el marco natural para dar muestra de un
sentimiento profundamente humano: el fin de un ciclo; un curso que empieza
dejando atrás “todas esas hojas” del curso anterior, que ahora cubren el suelo
formando una larga y húmeda alfombra de ocres (y quizá, formando parte también
de nuestras mentes). La vitalidad, la comunión con la naturaleza y el “carpe
diem” se dejan ver en estos maravillosos versos del soneto ganador, cuya autora
Carlota Velasco, ha compartido con nosotros declamándolo en el aula con “El
otoño” de Vivaldi de fondo.
EL DÍA DE AYER
Ayer todas las
hojas de aquel roble
arrastradas,
despreciadas, tristes,
cayeron a la vez
con viento doble
cuando una
preguntó, ¿Por qué te fuiste?
¿Por qué te
fuiste de un árbol tan sano?
¿No te agarraste
fuerte para no caer?
Supongo que todo
el esfuerzo fue en vano
venga, ¡ya no
tienes nada que perder!
¿Qué quieres
decir?, ya estoy en el suelo
¡Estás viva y
fuerte, vive tu aventura!
¡Está bien!
Cogeré el próximo vuelo.
Y así voló con
una gran ternura;
¡Por fin vuelo!
Aquí arriba, en el cielo.
Y así voló la
dulce hoja madura.
De: Carlota
Velasco.
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