EL ARTE DE EDUCAR
El IES Sierra de Ayllón
ha tenido la oportunidad de contar estos días con la presencia de Miguel Ángel
Caballero Mariscal, coordinador provincial de compensación de desigualdades en
la Delegación Territorial de Granada de la Junta de Andalucía. Sus
intervenciones han estado dirigidas a alumnos de 2º y 3º ESO y de Formación
Profesional Básica, y ha tenido tiempo además para un encuentro con las
familias y el claustro de profesores donde ha abordado algunos de los retos y
desafíos que nos plantea la enseñanza en la actualidad.
A Miguel Ángel le gusta
decir que educar es un arte. Quizá con esto se refiere a que no se trata de una
tarea que busque escaparates ni reconocimientos fatuos, sino de un ejercicio
que requiere delicadeza, celo y emoción. A esta actividad se le debe añadir,
qué duda cabe, una actitud personal. Un enseñante es un carácter. Eso es lo que
distingue la tarea de educar de los modos de aprender fundados en la inmediatez
de lo tecnológico. Y Miguel Ángel nos recuerda que esta actividad nos compete a
todos, que los profesores y maestros son el último bastión, pero que su labor
debe apoyarse en el trabajo de los padres. Si queremos formar ciudadanos
críticos, capaces de re-pensar lo que muchas veces les ofrecemos y dejamos como
verdades absolutas, es preciso contribuir entre todos. Solo así lograremos
inducir en nuestros jóvenes el interés por interpretar la vida y el poder para
reaccionar ante los obstáculos que esta deja en su camino.
Las palabras de Miguel
Ángel nos recuerdan que el territorio de la educación es el de la
incertidumbre, que esta labor necesita de amplios horizontes donde es difícil
aventurar resultados. Siempre es más fácil y cómodo ceder a lo más efectivo y
rápido, pero este oficio requiere de paciencia y mucha constancia, sin olvidar
nunca que nuestro trabajo –el de profesores y familias- está indisolublemente
ligado, como le gusta señalar al profesor Emilio Lledó, al concurso cordial y
auténtico de lo humano.
A veces el significado
de enseñar palidece ante las trampas administrativas o ante el desánimo con que
encaramos los retos que nos proponen nuestros alumnos e hijos, pero cuando
llega el desaliento es momento entonces de volver la vista atrás y revisar y
relativizar, aprender de los errores y dar la bienvenida a la duda para
afrontar de nuevo la aventura de educar.
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