HOMENAJE A BERNARDO
BERTOLUCCI (1940-2018)
“Hay
que dejarse llevar por la joie de vivre y dejar las puertas
abiertas a la realidad.”
B.
Bertolucci
Ayer se fue Bernardo Bertolucci, uno
de los últimos maestros del cine italiano del siglo XX. Revisar su obra es
asomarse a las grandes tensiones del siglo pasado, pero también a la visión
desgarrada e irónica que tenía sobre el ser humano un cineasta enamorado del
cine y de la alegría de vivir. Desde sus primeros largometrajes, influidos por
los grandes creadores del neorrealismo italiano, con Rossellini y Pasolini a la
cabeza, hasta sus superproducciones de las décadas de los 80 y 90, y las
películas intimistas y experimentales de sus últimos años, cuando la enfermedad
le ató a una silla de ruedas, Bertolucci demostró ser un artista comprometido
con su tiempo y también un observador atento y sagaz de las contradicciones y
la complejidad del ser humano. La suya es una visión donde a pesar de la
derrota prevalece siempre la esperanza, la necesidad de no conformarse y la
exigencia de mantener vivos los sueños de cambio.
Autor de verdaderos iconos del cine
como El último tango en París (1972)
o monumentos que repasan la historia europea como Novecento (1970), la gran obra de Bernardo Bertolucci incluye también
films tan originales y potentes como El
conformista (1970), frescos históricos como El último emperador (1987), o películas tan provocadores, dolorosas
y hermosas como Belleza robada
(1996), Soñadores (2002) o Tú y yo (2006), su testamento vital y
cinematográfico. Pocos artistas actuales pueden enorgullecerse de poseer una
mirada tan lúcida, valiente y elegante como el maestro italiano, ni tampoco
pueden emular la habilidad que tenía
para contar historias.
Se ha ido el portavoz de una
generación que estuvo destinada a cambiar el mundo, pero que sucumbió a la
deriva de este y a la falta de principios firmes con los que articular el
cambio. A pesar de la derrota, y tal vez porque cuando desparecen gigantes como
Bertolucci nos quedamos un poco más huérfanos, quizá sea un buen momento, en
estos tiempos de cine insustancial y conformismo intelectual, recuperar y
revisar la obra de uno de los grandes cineastas europeos de todos los tiempos.
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